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Entrevistas

31 de Mayo de 2024

La marca registrada de Los Contadores Auditores: “Ni siquiera el teatro más comercial que se hace en Chile es un gran negocio”

Fotos: Felipe Figueroa

La dupla de directores y diseñadores teatrales se toma la cartelera local con dos obras que ilustran su “doble militancia” como reyes de los musicales en el circuito comercial en paralelo a su trabajo más autoral en la escena independiente. El fin de semana pasado cerraron la temporada de “El arcoiris negro” en Matucana 100, una suerte de varieté y manifiesto colectivo LGBT, y hoy estrenan un "Concierto tributo a Chayanne y Luis Miguel", que convertirá al Nescafé de las Artes en un karaoke. “Disfrutamos del teatro más dark y reflexivo, pero es necesario que sea también una fiesta”, dicen en esta entrevista, en la que además abordan la paradoja del éxito y la precariedad del sector artístico, sus diferencias con el gobierno y algo de lo que viene: están escribiendo su primera película, una comedia negra y “almodovariana” protagonizada solo por mujeres.

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“Somos los villanos LGBT, una historia que no apareció en TV”, cantan los jóvenes intérpretes del elenco de “Un arcoíris negro”, la más reciente obra de Los Contadores Auditores. Una comedia negra con coreografías y canciones pop que revisita con ironía y arrojo escénico la representación victimizante y estereotípica de las disidencias sexuales y de género en la ficción. 

Una policía queer sobre tacones, la funa a un rostro del Pride, un manual contra el transodio hecho por lesbianas y una pareja de hombres gays que paga por un vientre de alquiler. Son solo algunos de los personajes que desfilan por las graciosas e hilarantes escenas que articulan el nuevo montaje de la dupla conformada por los diseñadores y directores teatrales Juan Andrés Rivera y Felipe Olivares, que se presentó hasta la semana pasada en Matucana 100. 

Un hecho grave e insólito los obligó a suspender las últimas funciones del montaje de Los Contadores Auditores: durante la presentación del miércoles 22, un trozo del techo de la sala se desprendió y cayó sobre parte del público, por lo que tuvieron que anticipar el fin de la temporada.

Para la idea central de “Un arcoíris negro” se inspiraron en el libro ‘Bad gays: A human history’, que también es un podcast creado por los escritores Huw Lemmey y Ben Miller sobre los “peores” homosexuales de la historia. Además, fue concebida tomando la estructura de un álbum musical, cuentan sus creadores: armaron una playlist con algunos de sus hits favoritos de las grandes divas –Madonna, Cher, Britney Spears y otras– y escribieron los textos en colaboración —o “featuring”— con la dramaturga Rae del Cerro y Kani Quiñones, quien forma parte del elenco. 

“Hace tiempo estábamos buscando diversificar la forma en que las disidencias nos representamos a nosotros mismos. Hasta ahora es más efectivo contar historias donde somos víctimas y, aunque sigue siendo necesario contar esas historias, creo que ese discurso hoy queda corto”, opina Rivera. 

“Siempre está la idea de que no se puede hacer a villanos gays o trans, a pesar de que hay muchos actores, actrices e intérpretes de las disidencias que están saliendo de las escuelas de teatro y los personajes que pueden interpretar siguen siendo súper acotados. Esta obra de alguna manera juega con eso: no podemos seguir solo emocionándonos con las historias de gente que sale del closet o que recibe bullying o que no tienen apoyo de sus padres. Son historias que muchos hemos vivido y que siguen pasando, pero entre nosotros también hay gays homofóbicos, misóginos, de derecha y actitudes tóxicas dentro de la comunidad de las que nadie habla y era necesario revisarlas”.

“Un arcoíris negro”. Foto: Juan Pablo Ubilla

Olivares complementa: “Sentíamos que con los musicales ya habíamos pagado nuestra cuota de obras LGBT y queer, pero por noticias que hemos visto, otras obras y series también, nos surgió la idea y la necesidad de hacer una nueva obra con la temática ya mucho más clara y directa, y una en la que además nos pudiéramos hacer el tajo a nosotros mismos y mirarnos en ese aspecto”. 

“A las disidencias sexuales en general siempre se nos exige ser buenas personas, ejemplares, y trabajamos a partir de esa expectativa absurda que aún tiene la sociedad con todes elles, tensando o cuestionando esos arquetipos y derribando ciertos mitos, también, y para eso decidimos convocar a personas de distintas comunidades LGBT, desde los nueve intérpretes jóvenes y que recién están partiendo, además de coreógrafos y chiques que colaboraron con la dramaturgia. Hay muchas manos en esta obra”.

Ambos llegaron con una primera versión del texto a los ensayos que rápidamente tuvo que mutar: al interior del elenco —integrado por Aukán Yeray, Dan Calfulén, Josefina Cerda, Kani Quiñones, Kevin Yévenes, Lukas MacKenzie, Ro Escobar, Rosario Álamos y Xaviera Vera— surgió el comentario de que la obra estaba muy cargada a las temáticas gay, y los directores optaron por abrir la escritura a sus vivencias personales y profundizar el carácter colaborativo del proyecto.

“La obra siempre se planteó como un collage, podía haber distintas miradas, pero les chiques le dieron un sentido más testimonial. Además, queríamos hacer este tipo de colaboraciones que son más del mundo de la música. Pensábamos en cómo traer el concepto del ‘featuring’ de los discos al teatro, y en estos textos siento que quedó muy bien plasmado eso. Son elementos que funcionan y que vamos a mantener para el trabajo de los musicales que vengan”, dice Rivera.

“También quisimos hacer cosas más raras y experimentales”, le sigue Olivares. “Hay monólogos y canciones que se van intercalando entre los distintos actores y cada función es distinta a la anterior. Esta vez nos dimos más permiso para jugar y buscar nuevas formas, algo que no hacíamos hace tiempo”.

Las cuentas alegres de Los Contadores Auditores

Juan Andrés Rivera y Felipe Olivares se conocieron y emparejaron en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, en los primeros años 2000, cuando estudiaban Diseño Teatral. Fue durante ese periodo en el que se rebautizaron artísticamente como Los Contadores Auditores. 

Irrumpieron como un balde de agua fría en la escena off con “Karen, una obra sobre la gordura” (2007) y varias otras comedias negras y absurdas protagonizadas en su mayoría por actrices y en las que había guiños a Disney, Cartoon Network y series como “Breaking bad” y “Game of thrones”. 

Una década después, Los Contadores Auditores estrenaron “Morir de amor” (2018), su primera “telenovela musical” y primer gran hit de su carrera. Tras el apabullante éxito de ese montaje, se volcaron al género del melodrama y la escena comercial, y estrecharon una fructífera alianza con la productora Cultura Capital y el Teatro Nescafé de las Artes, con quienes han creado espectáculos como “Las Madonnas”, “Provócame”, “Vivo por ella” y tantos otros. 

Juan Andrés Rivera y Felipe Olivares, Los Contadores Auditores

Es precisamente allí donde ambos conceden esta entrevista y donde este viernes 31 estrenan un nuevo “Concierto tributo a Chayanne y Luis Miguel“, con banda en vivo y ocho intérpretes, entre los que figuran Josefina Fiebelkorn, Francisca Walker, Koke Santa Ana y Carmen Gloria Bresky. Las entradas para el espectáculo de Los Contadores Auditores se agotaron rápidamente y tuvieron que agregar una tercera función para el domingo 2.

“Es un espectáculo que tiene elementos teatrales pero es realmente un gran karaoke al que la gente viene a disfrutar y a quedar afónica. Yo lo paso mejor de espectador que como director, y eso tiene que ver con que creo que lo que sucede arriba del escenario es una fiesta, y eso es lo que provoca también en la gente”, dice Rivera. 

“Los musicales en general tienen, no sé si una fórmula, pero sí un objetivo muy concreto que es generar un producto de entretención para la gente. ‘El arcoiris’, en cambio, tiene una búsqueda más rara, distinta, pero la mano es la misma y se reconoce”, agrega. 

Sus obras son sandías caladas y frutos de una exitosa fórmula que combina el melodrama y el humor negro con coreografías, música pop y una pizca kitsch. Un sello que no solo las ha vuelto únicas en su estilo sino en hitos de la cartelera local. El año pasado, la dupla Los Contadores Auditores dirigió “El asilo contra la opresión” en el GAM, obra debut de Alejandra Matus en la dramaturgia, protagonizada por Natalia Valdebenito en el rol de Lucía Hiriart. Otro match perfecto: las entradas se agotaron antes de su estreno. 

Hoy sacan cuentas alegres: 17 años de carrera y casi 20 montajes estrenados que hoy les permite vivir del teatro y desarrollar proyectos que siguen la línea y el tono de sus primeros trabajos, como “La tía Carola” y “Safari para divorciadas”. 

Son una de las duplas más exitosas y queridas de la escena local y cada año realizan, además, la entrega de Los Contadores Awards, evento que reúne y saca de libreto a la comunidad del teatro. Casi dos décadas después de su agrupación, el propósito sigue siendo el mismo, aseguran: reivindicar un teatro comercial con comedias inteligentes y cuidadas puestas en escena que pongan al público a cantar y bailar. Esa es la marca registrada de Los Contadores Auditores. 

¿Cómo convive el trabajo de ustedes en el círculo más comercial e independiente? ¿La sienten como una doble militancia suya en el teatro?

-Juan Andrés Rivera: Creo que hemos logrado que ambos mundos convivan y que se han retroalimentado. Cuando entramos al mundo de los musicales, nos llamaron por lo que veníamos haciendo, que siempre tuvo comedia y elementos poperos. No hubo una gran renuncia de principios, en ese sentido. Entonces, sí hay una doble militancia pero no las veo como dos caras opuestas sino como dos modelos distintos de teatro en los que sentimos que estamos haciendo algo súper genuino, y eso el público lo percibe. 

-Felipe Olivares: Puede que los medios de producción no sean los mismos, pero la forma de trabajo sí es la misma o similar. En ‘Un arcoiris negro’, por ejemplo, hay harto de “Las Madonnas” y del aprendizaje que hemos adquirido haciendo musicales y producciones grandes, en cuanto al sentido del espectáculo, el trabajo con los coreógrafos. Al mismo tiempo, es distinta porque evidentemente es una obra con mucha menos plata y hay que saber resolver.

Ya pasaron los 15 años de trayectoria y van camino a los 20. ¿Qué ha cambiado en ustedes en estas dos décadas?

-Juan Andrés Rivera: Cuando uno está recién partiendo, obedece más a la necesidad de contestar a lo que está pasando. Sentíamos que el teatro de esa época era súper dark y lo que nos movía a nosotros era hacer comedia y esta cosa más pop. La primera obra que hicimos tenía canciones de Britney y eso nos llevó a este mundo y seguimos defendiendo esa idea. En otra entrevista nos preguntaron si nos sentíamos exitosos y siento que es difícil responder esa pregunta porque por un lado sí tenemos el privilegio de poder estar en un teatro como este, llenar funciones y poder vivir del teatro, que es muy difícil, y para eso hay que estar trabajando todo el día, de lunes a domingo. La plata que ganamos en una obra la invertimos, por ejemplo, en otra obra más independiente. Tampoco es un éxito que se traspase a un lujo de ningún tipo. Sigue siendo una vida súper precaria y de esfuerzo.  

Hemos logrado defender el teatro como un trabajo, como un espacio que puede dar oportunidades laborales también, y más allá de lo artístico. El teatro puede ser un negocio y en los primeros años uno huye de eso. Dices: ‘Este es mi arte y no se puede manchar con lo comercial’. Hemos aprendido que, sin renunciar a lo que nos gusta primero a nosotros, podemos hacer también algo que la gente disfrute y haga que quieran venir al teatro y, ojalá, adquirir el gustito y el hábito. El teatro comercial tiene que existir porque alimenta al teatro independiente. Le hace bien a la escena en general.

¿Han sentido la crítica por hacer teatro comercial?

Felipe Olivares: Sí, pero son cosas que hemos escuchado, nadie nos ha dicho en la cara, no sé, ‘ustedes son unos vendidos’. Tampoco es algo que nos interesa. Llegamos muy fortuitamente a los musicales y encontrábamos que era un paso natural por lo que estábamos haciendo. Cuando vimos que estaba repleto este teatro, ahí recién nos dimos cuenta de que era algo grande. 

Como nosotros venimos del diseño, sentíamos que el teatro comercial era muy dejado en el aspecto visual y se hacía solo para ganar plata. Dentro de lo absurdo y kitsch que es lo que hacemos, tratamos de que la experiencia sea también un goce visual y que refresque la comedia con temas y miradas que antes no estaban. Y hay cosas que no cambian para nosotros: la sala de ensayo sigue siendo el lugar de trabajo y donde se generan las obras. Casi nunca llegamos con una cosa previa ni sabemos bien qué metodología vamos a usar. El teatro es un arte colectivo y nosotros solemos estrujar un poco a cada participante de nuestro equipo siempre.

¿Les sigue pareciendo dark lo que se ve hoy en día en tablas locales?

-Juan Andrés Rivera: Sí, creo que volvió y está más oscuro. Y es normal, son ciclos también. Nos gusta y disfrutamos del teatro más dark y reflexivo, pero es necesario que sea también una fiesta. El teatro puede ser, en realidad, muchas cosas. 

¿Cómo han visto desde su lugar la crisis de financiamiento que atraviesa la cultura, y en particular al teatro?

-Juan Andrés Rivera: Da la impresión de que uno va ganando terreno, pero sigue siendo difícil. Cada vez es más caro hacer una escenografía y los montos de los fondos son cada vez más escasos e inversamente proporcional a los materiales, que van subiendo. Desde esas cosas prácticas, sigue siendo una lucha hacer teatro y admiro a cualquiera que lo siga haciendo, ya sea comercial o independiente. Son muchas horas de trabajo físico y de sudor humano que no se recompensan del todo.

Ni siquiera el teatro más comercial que se hace en Chile es un gran negocio. Requiere mucha energía, y muchas, la mayoría de las veces, es ingrato y a ratos cansa. Nosotros cada cierto tiempo estamos a punto de renunciar, como mucha otra gente también, pero el teatro es como un amor tóxico, nunca lo dejas. 

-Felipe Olivares: Uno siente que está todo el tiempo luchando contra una pared que no se derriba nunca y no hay certeza de qué va a pasar mañana. Si bien uno está en un proyecto que puede estar funcionando o con un fondo, al otro día puedes estar sin nada y pasarte así todo un año. Es muy incierto todo y esa incertidumbre con el tiempo va creciendo, hay gente que forma familia y todo se hace más difícil. Por eso uno ve personas muy talentosas que van desertando de este mundo. Y es frustrante, porque es lo único que sé hacer y no me veo haciendo otra cosa que no sea teatro. Un verdadero amor tóxico. Es un poco lo mismo que pasa con la izquierda (ríe).

Los Contadores Auditores estrenan este viernes un concierto tributo a Chayanne y Luis Miguel

Llorar de risa

En las obras de Los Contadores Auditores subyace también la crítica social y política. En “Un arcoíris negro”, en particular, hay un momento al final donde corre un micrófono entre los intérpretes y surgen críticas hacia el conservadurismo de la derecha y el “amarillismo” del presidente Boric. 

¿Qué expectativas tenían del actual gobierno y cómo evalúan su desempeño?

-Juan Andrés Rivera: Uno está muy conflictuado actualmente en el lugar en que debería situarse. En lo personal, siento que como personas de izquierda estamos acostumbrados a ser oposición porque me cuesta mucho ser de la coalición de gobierno. Obviamente, hay cosas que uno se cuestiona, como por qué se han renunciado a ciertos principios, pero también uno entiende que hay que hacerlo para poder convivir, pero incluso en eso hay límites. 

Estamos dando una vuelta súper difícil en la que está desapareciendo ese mundo binario en el que antes había solo izquierda y derecha, y que estar solo en contra o a favor de algo. Ahora, en cambio, estamos viviendo un periodo de muchos grises y es muy difícil decir que solo apruebas o rechazas al gobierno. Están sucediendo cosas peores y siempre es posible que todo sea aún peor y más terrible, pero sí está la sensación de ese conflicto y tensión constante, y ojalá nos lleve a reflexionar y a debatir los asuntos que importan.

Felipe Olivares: El panorama se veía mucho más esperanzador del que hay con este gobierno y eso nos pone en un conflicto porque ¿qué pasa si sale alguien de derecha  y todo se pone peor aún? Por otro lado, la izquierda tiene el deber de reinventarse. Aún hay mucha referencia a discursos e imágenes del pasado que explican por qué no logran enganchar. La política, en general, está desconectada de la gente más joven, y en el futuro eso puede traer grandes cambios. 

La dupla trabaja actualmente en dos nuevos proyectos. Uno de ellos, es el guión de su primera película, una comedia negra y “almodovariana” protagonizada solo por personajes femeninos. Es una historia que tienen hace tiempo en mente y que escribirán este año.

Felipe Olivares cuenta: “Hace rato tenemos ganas de hacer una película y nos pusimos en plan de que la íbamos a empezar a escribir. Es una comedia medio oscura en la que queremos trabajar con muchas actrices de las que ya hemos trabajado en los musicales y otras obras, algunas más jóvenes y que han sido alumnas nuestras. Tiene algo de ‘almodovariano’ en el sentido de que esos protagónicos femeninos pueden ser más entretenidos y atrevidos”. 

En enero, en tanto, estrenarán un nuevo montaje junto a la compañía Bonobo, detrás de las exitosas obras “Donde viven los bárbaros”, “Tú amarás” y “Temis”, y donde están a cargo del diseño escénico. En paralelo, trabajan silenciosamente como guionistas de series.  

Juan Andrés Rivera complementa: “Nosotros nos consideramos comediantes, nos cuesta creer otra cosa. Tenemos incorporado el chip de ese humor medio catastrófico que tienen los chilenos. Nos cuesta tomarnos las cosas en serio y quizá sea una forma de evadir la realidad o un mecanismo de defensa, pero creo que además es una forma de pensar”. 

“Cuando uno se ríe y entiende un chiste, hace una sinapsis que es súper necesaria para vivir. El otro día escuché una frase que decía que sin reírnos no podríamos sobrevivir. Yo creo lo mismo, y esa es la cuota que aportamos al teatro, que la gente sepa que puede venir a soltar alguna risa y también algunas lágrimas”, añade Rivera.

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