Sueño versus tiempo libre: el 53% de los adultos jóvenes posterga su hora de dormir por ver el celular

A quién no le ha pasado. Es más de medianoche. Tienes los ojos cansados. Tu primer despertador va a sonar en pocas horas, pero algo te compele a seguir mirando tu teléfono. Este fenómeno es tan cómun que hoy ya tiene nombre: “procrastinación del sueño” o “postergación de la hora de acostarse por venganza”. Básicamente, las personas que disponen de poco tiempo de relajo durante el día tienden a retrasar su hora de irse a dormir para disponer de más tiempo libre.

A la mayoría de los profesionales les cuesta encontrar tiempo durante el día para actividades de ocio. Al fin y al cabo, ¿cómo pueden hacerlo si la mayor parte de su tiempo libre lo dedican a ir y venir de la oficina, cocinar, limpiar y comprar comida para la casa? Al final del día, sólo quedan las horas dedicadas a dormir. Según un artículo de la revista Oxford Academic, la procrastinación de la hora de acostarse afecta hasta al 53,1% de los adultos jóvenes.

La procrastinación nocturna es más común en padres y trabajadores que hacen turnos de noche, así como en personas que sufren mucho estrés y son perfeccionistas. Lo mismo ocurre con los alumnos que están presionados para obtener buenos resultados en los estudios y tienen problemas para gestionar su tiempo.

Aunque trasnochar da a la gente una sensación de control, este comportamiento tiene un costo, ya que sacrificar el sueño provoca fatiga y afecta al bienestar general. Pese a que en el momento se siente bien, la decisión de postergar la hora de dormir a pesar de tener que levantarse temprano puede conducir directamente a una grave privación del sueño, según la Sleep Health Foundation.

Procrastinación vs. privación del sueño

La procrastinación de la hora de acostarse es diferente de la privación del sueño, pero puede ser una puerta de entrada a ésta. La primera se refiere al retraso deliberado del sueño para ganar tiempo libre, mientras que la privación del sueño es una falta mantenida de sueño durante un periodo prolongado. Según el Better Health Channel, la privación del sueño puede provocar problemas de salud a corto y largo plazo, incluyendo depresión, diabetes, cardiopatías, hipertensión arterial, enfermedades renales, obesidad y accidentes cerebrovasculares.

Un estudio de la Facultad de Medicina de Harvard reveló que las personas que dormían menos de cinco horas por noche tenían el doble de probabilidades de desarrollar demencia comparadas con aquellas que dormían entre seis y ocho horas por noche. Además, dormir mal está directamente relacionado con

La cantidad de sueño necesaria varía en función de la edad y las necesidades individuales de cada persona. La Sleep Health Foundation recomienda de 9 a 11 horas para los niños en edad escolar, de 8 a 10 para los adolescentes, de 7 a 9 para los adultos de 18 a 64 años y de 7 a 8 para los mayores de 65 años. Aunque se recomiendan estas horas, los adultos que duermen un poco más o un poco menos pueden tener un sueño saludable y adecuado.

Cómo evitarlo

Para evitar aplazar la hora de acostarse, se sugiere mantener un horario de sueño regular y dar prioridad a dormir lo suficiente cada noche. Reducir el tiempo de pantalla antes de acostarse, crear un espacio acogedor para dormir, y practicar técnicas de mindfullness para manejar el estrés pueden mejorar la calidad del sueño. También es importante establecer límites claros entre el trabajo y el tiempo personal.

Superar la tendencia a posponer el sueño depende en gran medida de aumentar la conciencia sobre los beneficios del sueño y sus efectos en la salud general. Adoptar una rutina de sueño saludable es vital para garantizar un descanso adecuado y mejorar tu bienestar general.