Columna de Gloria Hutt: ¿Cuenta regresiva?

En su Cuenta Pública el Presidente Gabriel Boric declaró su foco en seis ejes de gestión. Abordó en orden cada uno de ellos, agrupando los temas sectoriales en esa estructura. Cumplió en la forma, pero siempre queda la duda: ¿cumplió en el fondo? ¿Los contenidos respondieron a las necesidades del país? ¿Fue posible extraer del discurso una visión del país y su rumbo? Y si así fuera, ¿cuál es ese rumbo? En esta columna intentaremos dar respuesta a esas dudas.

Como es de público conocimiento, su propuesta de enviar a discusión un proyecto de ley de aborto y otro de eutanasia, levantaron suficiente distracción como para relegar a segundo plano todo lo demás. Vamos por partes.

El primer eje fue seguridad. El Presidente sabe que es la mayor preocupación de la población y no podía obviarlo. A pesar de haber reivindicado el rol de Carabineros y reforzado la protección de la institucionalidad, mantuvo en su discurso una mirada de control de la delincuencia común.

Los anuncios de mejores remuneraciones y más recursos apuntan a resolver lo inmediato, sin levantar alertas sobre los riesgos para la seguridad nacional derivados de la operación de redes de narcotráfico y crimen organizado a los que está expuesto el país.

Sin abordar la necesidad de un sistema sólido de inteligencia ni proponer medidas más radicales para el control de esos grupos, todo anuncio queda debilitado como un conjunto de medidas operativas que tendrán efecto local, pero no resolverán la amenaza principal.

En la misma forma, mejoras en las condiciones laborales de la policía serán insuficientes mientras no se aborde la raíz de la violencia que incrementa los riesgos de su función en la calle.

En resumen, el Presidente da un giro respecto a su programa, reporta resultados, formula planes de corto plazo y deja fuera de la discusión la amenaza principal.

El segundo eje es el crecimiento. Posiblemente aquí encontramos las mayores discrepancias con las cifras reportadas. La realidad es que el país no está creciendo y que las cifras de inversión extranjera informadas se refieren a la caja acumulada -incluye por ejemplo dividendos no distribuidos- lo que difiere de la cifra de inversión dedicada a formación de capital, que se ha reducido en los últimos años. En un nuevo cambio respecto a su programa original, valora el rol de la iniciativa empresarial y refuerza la necesidad de trabajo integrado público-privado para acelerar la recuperación económica.

En tercer lugar, mencionó los cuidados. Posiblemente esta fue la declaración más valiosa de la cuenta, aunque pasó prácticamente inadvertida debido al revuelo que el mismo provocó al incluir temas valóricos complejos, incluso para su sector. La protección de las mujeres cuidadoras, especialmente al final de su vida, y la disponibilidad de sala cuna para padres y madres, son innovaciones en las que valía la pena profundizar para entender alcances y plazos.

En cuarto lugar de la cuenta, el Presidente abordó la educación. Este eje fue, sin duda, el más débil. Cuando las cifras del Ministerio de Educación muestran que solo 1 de 5 alumnos de II° Medio alcanzan los niveles requeridos de dominio en lenguaje y matemáticas, y solo 1 de 25 si miramos los sectores de menores ingresos. Un mínimo de realismo aconsejaba priorizar la grave situación, por su impacto en el desarrollo futuro de Chile.

El costo de las deficiencias actuales abrirá una enorme brecha en el mediano plazo, cuyo impacto puede afectar el desarrollo del país. Mantener la política de traspasos a los SLEP es incomprensible después de mirar las deplorables cifras de aprendizaje publicadas por el propio ministerio de educación.

La quinta prioridad fue asignada a desarrollo justo. Esto cubrió temas ambientales y laborales, nuevas tecnologías, calidad de vida en ciudades, eficiencia administrativa del Estado e inversiones en infraestructura concesionada (uno de los pocos anuncios de proyectos, para el largo plazo). Todo en un tono más propio de opiniones que de cumplimiento o compromisos de gestión. Nuevamente estableció la condición de recaudar más recursos a través del pacto fiscal para alcanzar los objetivos.

Por último, en sexto lugar el Presidente se refirió a Derechos Humanos, con la habitual descalificación que insiste en asociar a los partidos de derecha, con violaciones a derechos humanos, en forma majadera, volviendo en esta parte del discurso al tono confrontacional y omitiendo los esfuerzos de diálogo y reparación que transversalmente hemos respaldado. 

En esta parte recuperó su postura fundacional dirigiéndose en forma evidente a sus simpatizantes más fieles, y cargando culpas a la oposición en modalidad más semejante a un discurso de candidatura que a una Cuenta Pública presidencial.

En resumen, la Cuenta Pública reflejó pocos avances sustantivos. 

Plantear la estabilización de la economía y del país como logros del gobierno ha sido cuestionado ampliamente debido a que ignora el entusiasmo con que los principales integrantes del propio gobierno aplaudieron las acciones desestabilizadoras, como las protestas violentas de octubre de 2019, el debilitamiento de las policías y luego los retiros de ahorros de pensiones, que terminaron por agregar el componente de deterioro económico a la situación compleja que vivía el país.

En la primera parte de su lectura acogió la necesidad de actuar con realismo y responsabilidad, moderando el discurso que recordamos de la primera Cuenta Pública. Hacia el final, abrió el camino de la polarización con anuncios que sabe polémicos, posiblemente apuntando al escenario electoral de 2025, en que temas valóricos pueden incidir en la diferenciación entre fuerzas en competencia.

Cuando la mayor parte de la población espera acuerdos que resuelvan sus necesidades más urgentes, no vemos en esta cuenta una invitación a unir voluntades, ni encontramos en ella el tono de respeto y acogida que podría facilitar las confianzas. En la medida que se atribuye el avance al ánimo supuestamente obstruccionista de la oposición, y se condicionan los beneficios a aprobar proyectos defectuosos, se dificulta precisamente la respuesta que las personas esperan recibir. 

Por nuestra parte, a pesar de las descalificaciones y veladas provocaciones, seguimos abiertos a aportar para alcanzar acuerdos, con especial énfasis en políticas sociales y de educación, que no tienen más margen para esperar.