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11 de Junio de 2024

Evasión, frustración y descontrol: en la mente de tres personas adictas a las apuestas online y sus caminos para llegar a jugar diariamente

El deseo es involucrarse en el juego, no ganar. Las casas de apuestas online han generado un estilo de vida particular para quienes comienzan a jugar. Las razones pueden ser normales, como apostarle a tu equipo favorito cuando llega a una final, o apostar dos mil pesos en un juego de ruleta por entretención. El descontrol es lo que provoca que la persona pierda la noción de la realidad. "La gente se frustra respecto a su presencia, porque durante mucho tiempo han tenido un amague de persona al lado, una suerte de careta de persona" explica Vicente García Huidobro, experto en adicciones, mientras que la persona parece estar ahí porque cumple su rol, mientras con la otra mano está apostando frenéticamente para ganar dinero. Aquí, tres historias de apuestas, satisfacción y descontrol.

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El Borussia Dortmund ha llegado tres veces a la final de la Champions League. Es un equipo alemán de la Bundesliga conocido como ser “la cantera del fútbol europeo”, que compite en la copa más famosa del mundo. El Real Madrid ha llegado 18 veces a la final de esa copa. Ambos se enfrentaron en el partido de definición de este año y para Francisco Palacios (36), no importaba pensar que el Borussia no tuviese tantas posibilidades de ganar. De hecho, era mejor. “Tengo un apego por el Borussia, me gusta demasiado el club. Si había una posibilidad de poder ganarle al Real Madrid, esta era la ocasión para entrar de nuevo a hacer una apuesta”, comienza a contar. Palacios había empezado a jugar en las casas de apuestas online hace años.

Más de veinte años, cuando aún no existía ninguna de las 23 aplicaciones online que hoy auspician equipos al rededor de todo el mundo, y en Chile, enfrentan una disputa judicial por su regularización que se aprobó en 2023, pero resultó ser inaplicable, porque casi todas estaban alojadas en sitios afuera de Chile. Salvo la clásica Polla Chilena. La misma casa donde Francisco Palacios comenzó a apostar para los partidos de fútbol europeos.

En el año 2014 había recién salido la Polla Xperto y Palacios se hizo un grupo con los amigos de la oficina. “Siempre he sido muy fanático del fútbol y sentía que tenía harto conocimiento para hacer proyecciones de los resultados. Si podía entender cómo iba a ser el resultado del partido, sentía que podía usarlo para ganar algún tipo de rentabilidad“, cuenta. “De hecho, no me interesaba mucho la liga de Chile, porque sus resultados eran poco predecibles en comparación a los otros”.

La vida de Francisco Palacios, según cuenta, no se adaptaba en torno al juego diario. Como publicista especializado en marketing, cuenta que las apuestas nunca le quitaron tiempo de trabajo ni tampoco lo hacían perder el control. Ganaba recurrentemente con las apuestas más conservadoras. Le ponía montos chicos de dinero a los partidos que tenían alta probabilidad de ganar.

Pero llegó el momento en que las apuestas empezaron a sofisticarse. Creó una especia de estrategia de “cobertura de riesgos” para tener más posibilidades de ganar en más riesgos. Si un equipo chico le puede ganar al Manchester United por ejemplo, puede multiplicar por 5x la cantidad de plata de la apuesta inicial. Entonces, Palacios apostaba a 5 partidos seguros y un monto más pequeño de dinero a uno inseguro. Si perdía, que era lo más lógico, perdía poco, pero si ganaba, multiplicaba mucho ese monto.

Dejó de apostar hace diez años porque el juego se había vuelto monótono y aburrido para él, incluso con su estrategia. “Nunca he sido ludópata. Incluso, a medida que uno se va interiorizando un poco más, lo que uno más quiere es perder la menor cantidad de plata posible”, cuenta.

Pero luego llegó el Borrusia Dortmund a la final.

Apostar para reemplazar la soledad

En Chile no está definida la ludopatía como una patología en el Ministerio de Salud, por lo tanto resulta difícil hacer una prevención o rehabilitación psiquiátrica para estas personas. Según cuenta Miguel Ángel Lara, psicólogo de la fundación AJUTER -Agrupación de Jugadores en Terapia-, la única asociación que ayuda a gente con ludopatía en Chile, han estudiado que “la prevalencia de ludopatía aúmentó de 2% a un 8,3% en 2022. Además de eso, se suma el síntoma de “juego problemático” con un 13% en 2022″.

Con ese concepto problemático Patricio (24) -cuyo nombre está siendo resguardado- se convirtió en ludópata a una temprana edad. Partió jugando en estas típicas máquinas de barrio, los “chumbeques”, apostando mil o dos mil pesos inicialmente. Estudia para sacar un título técnico y trabaja como administrador en una veterinaria. Es de clase media y vive con sus papás. Esos dos mil pesos incrementaron con el paso del tiempo. A tal punto, que empezó a gastarse su sueldo entero en un día de apuestas.

Migró desde las máquinas de barrio a un tipo de apuestas deportivas y online. Eso, facilitó que fuera perdiendo el control respecto de la cantidad de dinero que gastaba en el juego. “Los juegos online, además de estar siempre disponibles, aumentan la prevalencia porque son más privados. La persona no necesita desplazarse y ser vista para jugar. Puede jugar donde sea. Eso hace que su exposición sea mucho mayor”, describe Miguel Lara.

Patricio empezó endeudarse en las tarjetas de crédito para intentar recuperar todo lo que había perdido y seguir apostando. Luego, tuvo que pedirle dinero a sus familiares. “Además, su situación familiar es compleja”, explica Miguel Lara, que es su psicólogo tratante. “Vive constantemente situaciones desfavorables, de poca contención, poco apoyo, poca apertura a tener conversaciones. Todo esto terminó provocando que Patricio buscara evadir estos problemas de la vida íntima, a través del juego. La satisfacción inmediata de jugar, reemplazaba la soledad que él sentía en su hogar”.

La sociedad no está preparada para los ludópatas

Raúl (38) -cuyo nombre se ha resguardado-, es gerente de una compañía multinacional, casado y con un hijo de dos años. Empezó a jugar desde chico pequeñas apuestas en el barrio y poco a poco, empezó a migrar a los casinos presenciales. Hasta que en la pandemia se metió a jugar en los casinos online. Eso implicó que empezó a aumentar la frecuencia y montos de las apuestas producto de una ansiedad que fue por el confinamiento en ese momento, pero que se extendió hasta el día de hoy.

“Hay algo incluso motriz que demuestra lo que la compulsión pueden generar”, complementa Macarena Torres, psicóloga clínica de Centro de Atención de Psicología Integral -CEAPSI-. “Se ve en lo mecánico, lo impulsivo del acto, como que ya no se toma conciencia de dónde estás sino que llegas y juegas sin pensar”. Como mover las manos en una ruleta mientras conversas con otra persona, o juegar con una mano mientras con la otra escribes en el computador y trabajas.

A pesar de ocupar un puesto importante en su compañía, tener un hijo de dos años y una familia que buscaba crecer, no encontraba satisfacción en su vida natural. Se dedicaba tanto al juego en todo momento –mientras trabajaba, mientras conversaba, mientras hacía cualquier actividad en la casa-, que su señora lo obligó a vivir en la pieza de invitados durante seis meses.

Vicente García Huidobro, experto en adicciones y académico de la facultad de Filosofía UC, explica que “la sociedad no está preparada para recibir a un ludópata. A pesar de que esa persona trabaje o viva una vida de familia normal, la gente se frustra respecto a su presencia, porque durante mucho tiempo han tenido un amague de persona al lado, una suerte de careta de persona, que pareciera estar ahí pero que siempre está simplemente cumpliendo en sus roles. Hasta que eventualmente, dejan de cumplir y todo explota”, dice.

Los montos que Raúl fue gastando, fueron tan significativos al punto de que se podría haber comprado un departamento nuevo en Providencia o en Las Condes y vivir tranquilo. Sin embargo, en el afán de recuperar las pérdidas que había tenido, reventó todas las tarjetas de crédito.

Él lo tenía todo en su vida, un buen trabajo, una familia, pero no tenía la contención de un entorno protector en su familia nuclear. Para evadir esta falta de protección, usó el juego. Daba lo mismo si ganaba o perdía, en este punto de la ludopatía, ya no tenía ningún sentido”, dice Miguel Lara, quien ha también ha atendido a Raúl en la fundación.

Saber cuándo parar de apostar

La satisfacción viene, cuando un deseo se cumple. Y el deseo, en este caso y según explican ambos especialistas, es involucrarse en el juego. “El estímulo principal para la acción de apostar, sea adictivo o no, es participar en el juego. Eso es lo que genera satisfacción. No ganar o perder“, dice la psicóloga Macarena Torres.

Tres semanas antes de la final de la Champions, Francisco Palacio se hizo una cuenta en Betano para meter el monto que quería apostar con antelación. Justo se dio la casualidad de que los tenistas chilenos estaban jugando en Europa en ese momento, así que empezó a vitrinear de qué se trataban las otras apuestas.

Se encontró con posibilidades de apostar que nunca imaginó que podían existir. Ahora se podía apostar hasta la cantidad de “saques” que el tenista Nicolás Jarry acertaba en los partidos que jugaba. Si en un partido metía 7 u 8 ases, la plata se multiplicaba.

El factor, dependía también de cómo le había estado yendo a Jarry en los últimos partidos, así que el juego requería estudiar para saber si la casa de apuestas ofrecería más o menos multiplicación del dinero. Como en esa época estaba metiendo 8 en promedio por partido, la casa ofrecía un factor cercano al 3 por cada uno. “Era un buen factor si hacía más de 8 ases”, explica Palacios. “Empecé a usar mis créditos y a multiplicar mi olla de recursos para llegar con el máximo monto posible a la final de la Champions”, recuerda.

Y llegó el día. El Borrusia Dortmund perdió 2-0 contra el Real Madrid. Francisco Palacios perdió 150 mil pesos. “Fue debut y despedida. No volví a tratar de recuperar lo que había perdido. Tomé una decisión pasional por algo muy puntual. No he conocido ningún caso de éxito de alguien que se haya forrado en casas de apuestas”, dice hoy.

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