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12 de Junio de 2024

¿Es mito o realidad que con el frío dan más ganas de comer?: Especialistas en nutrición responden ante un clima invernal

Fotos: Agencia Uno

Cuando da hambre en invierno, muchos pueden reconocerse en esa sensación de querer comer algo con azúcar y quedar tan satisfecho, como para después ir a meterse a la cama, tapado hasta la nariz y dormir. ¿Pero es verdad que necesitamos comemos más azúcar, grasas y carbohidratos para lograr aumentar la temperatura corporal en invierno? Especialistas en nutrición y dietética explican cómo este cambio de hábito alimenticio estacional, al menos en nuestro país, no tiene que ver con que tengamos más frío o no, sino con nuestro estado de ánimo.

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Bizcochos dulces, carnes y carbohidratos como papa, arroz o pastas calientes y bebidas con alcohol son reconocidos como alimentos que las personas prefieren en las épocas de frío. “Efectivamente, estudios internacionales muestran que hay un cambio en el consumo de alimentos hacia los que tienen más azúcar, grasas y carbohidratos durante las épocas de otoño e invierno”, explica Paola Cáceres Rodríguez, académica departamento de nutrición, subdirectora de Nutrición y Dietética de la Universidad de Chile.

Hay varias teorías de por qué el cuerpo podría “necesitar” la ingesta de más calorías, grasas o azúcares en invierno. En ellas, se da a entender que la necesidad de aumentar la temperatura corporal de manera rápida -gracias a la energía calórica-, es la razón por la que el cuerpo siente más hambre de este tipo de comida.

Sin embargo, un estudio del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, que funciona explica que existen “hallazgos que respaldan la idea de que los humanos modernos evolucionaron para hacer frente a temperaturas frías estacionales y periodos periódicos de escasez de alimentos”.

Paola Cáceres complementa esta idea con el hecho de que “la adaptación tiene más que ver con la cantidad de luz que con otros aspectos”. El mismo estudio de la institución norteamericana explica que son las medidas para apalear la falta de luz las que promueven “la conservación de calorías valiosas en una época del año en la que son normalmente escasas”. Un ejemplo sería, dormir más. No así, el aumento de la ingesta.

La razón de esta “necesidad” entonces, está en la mente y el ánimo. La clave, está en la palabra “serotonina”, neuro-transmisor relacionado al control de las emociones. “Los cambios de hábitos alimenticios se deben a una disminución de la serotonina sináptica”, explica la nutricionista. “La disminución de serotonina -producida por la falta de luz del invierno- se asocia con una baja en el ánimo. Eso es lo que influye en nuestra alimentación y en el aumento de consumo de alimentos azucarados para obtener recompensa y un placer inmediato”.

Eso, explicaría la sensación de bienestar después de comer azúcar en días grises.

No hace tanto frío como para cambiar nuestra alimentación

Según la especialista, no hay una razón directa entre temperatura e ingesta en Chile que sea suficiente para tener la necesidad de cambiar el funcionamiento del metabolismo.

“Nuestro país no tiene una variación climática tan importante -como si lo tienen otros países del mundo- como para requerir un aumento calórico importante. Está demostrado que el aumento sucede, pero eso no está basado en la necesidad de requerimiento energético”, explica Paola Cáceres.

Si el frío que tenemos en el país no amerita un aumento en la densidad energética que consumimos. ¿Está realmente bien que justifiquemos el frío para comer más azúcar? Puede que las calorías ayuden a subir el ánimo, más no tanto, la temperatura del cuerpo a largo plazo:

“Cuando los alimentos son calientes, hay un beneficio hedónico de la sensación de calor y el aumento de la temperatura corporal “post pandrial”. O sea, solo en los momentos inmediatos después del consumo“, dice Cáceres.

La nutricionista enfatiza en que el perjuicio de aumentar el consumo de estos alimentos en invierno es más un perjuicio que un beneficio. “Las altas tasas de sobre peso, obesidad y enfermedades derivadas en nuestra población”, dice. Según la OCDE, el 74% de las chilenas y chilenos padecen obesidad o sobre peso, cifra que se duplicó durante los últimos 13 años.

Los alimentos “termogénicos” para el calor corporal

La termogénesis es la capacidad de generar calor en el organismo debido a reacciones metabólicas. O sea, lo que sustenta una de las teorías sobre los azúcares aumentando el funcionamiento del metabolismo y por lo tanto, la sensación térmica en el cuerpo.

Hay alimentos que producen termogénesis por sus propiedades bioquímicas que afectan directamente al sistema nervioso y la piel. Pero no son solo los azúcares ni los carbohidratos.

“Es importante mencionar que todos los alimentos tienen la capacidad teórica de inducir termogénesis. Sin embargo, la evidencia actual respalda algunas moléculas eficientes para producirla”, explica Ana Paula Guerrero, nutricionista de Vilbofit. El té verde, la menta, el ají, la canela, la cúrcuma, la pimienta y el jengibre son algunos de ellos.

Ahora, este beneficio no significa que en invierno solo haya que vivir de este tipo de productos. De hecho, la especialista reitera que “no hay una relación entre un alimento con mayor aporte de calorías genere más sensación de calor. Pero sí, un consumo regular y prudente de los alimentos con evidencia de producir más termogénesis -como los mencionados arriba- ya podría generar un beneficio”.

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