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Ciudad

27 de Junio de 2024

La cruzada de un agrónomo para conservar el río Mapocho y al bagrecito, una especie de pez endémico que pocos conocen y que vive en él

Joaquín Moure / Fundación Mapocho Vivo

Joaquín Moure dirige la Fundación Mapocho Vivo, la cual busca acercar a la comunidad al río y proteger un ecosistema endémico único que se da en la zona central gracias al afluente. Sin embargo, asegura que no solo la flora y fauna se ven beneficiados por el caudal, ya que tener un río sano aporta oxígeno a la ciudad, regula las temperaturas, aporta humedad en tiempos de sequía e incluso promueve el desarrollo de lluvias.

Por Felipe Betancour H.

En 2019 Joaquín Moure (32) salió a dar una vuelta en bicicleta desde la comuna de Santiago hasta Vitacura. En medio de ese paseo, común para los deportistas de la capital, se dio cuenta de un cambio en la postal que ofrece el río Mapocho.

«Noté que en Vitacura hay mucha vegetación, así que bajé al río. De curioso, a entender qué estaba pasando. Había mucha flora, pero no hecha por un paisajista, era simplemente naturaleza salvaje». Antes de tener esta experiencia de contacto con la arteria natural de Santiago, Joaquín pensaba que el río Mapocho aportaba poco a la ciudad, un caudal sin vida.

Al entrar a la zona del Mapocho entró al agua y vio como unos pequeños peces salieron nadando debajo de las rocas. «Mientras yo caminaba, se asustaron un poco y salieron nadando Bagrecitos, que yo con el tiempo logré estudiar y entender qué era esa especie, los logré registrar, y es una especie endémica que está amenazada, o sea, es una especie súper única».

«Cuando salí de ahí, luego de tomar fotos y meter los pies al agua, sentí que tenía algo muy importante que mostrar al mundo, que mostrarle al resto de la ciudadanía, y pensé armar un Instagram». Buscando un nombre, llegó a Mapocho Vivo, como una manera directa de decirle a las personas que en ese lugar había flora y fauna que debía ser protegida.

En 2021, Joaquín —agrónomo de profesión— creó la Fundación Mapocho Vivo. Según su descripción, están enfocados en promover el cuidado del río Mapocho a lo largo de sus 16 comunas y 110 kilómetros. Para lograr este objetivo, hacen diversas actividades educativas con jóvenes y jornadas voluntarias de limpieza de la ribera del afluente que es marca registrada de la capital.

Un año antes ya se encontraban organizando actividades y recorridos. Estos incluyen llevar a los ciudadanos al río, a que se conozcan el ecosistema y también exigir a los alcaldes nuevos accesos a la ribera.

El Mapocho sectorizado por las comunas

Dentro de los mayores desafíos en busca de la conservación del río, explica Joaquín, es la sectorización del afluente. «Hacia la zona oriente es más libre, se ve más naturaleza. Ya pasando por Santiago Centro, se ve mucho más adoquín, algo más estructurado, y después en algunos sectores se ve más basura».

En búsqueda de la conservación de la flora y fauna del río, el agrónomo sostiene que se debería trabajar desde la Gobernación Metropolitana. Hasta el momento hay 13 comunas donde el río Mapocho no ha sido declarado humedal urbano. Esto provoca que la naturaleza asociada al afluente no tenga ningún mecanismo para ser protegida.

Sin embargo, existen iniciativas exitosas en la relación de la ciudad con el Río. Una de ellas es el Parque Trapiche en Peñaflor. Tras un arduo trabajo de la comuna, el Ministerio de Medio Ambiente declaró la zona como humedal urbano. En total, son 339 hectáreas que ahora son protegidas. Hace algunos años, ese lugar era un basurero ilegal.

Gracias a la conservación del lugar, en el Parque Trapiche viven más de 80 especies. Entre ellas, la Rana Chilena, el Siete Colores, el Pato Real, el Pato Colorado y la Garza Grande.

Mirando hacia otros países, Joaquín tiene una referencia de lo que podría ser un caso de éxito de conservación de ríos en la ciudad.

«El río Manzanares en Madrid es un muy buen ejemplo porque pasó una historia bien similar, ya que el río fue canalizado, incluso se le agostó el suministro de agua. Lograron retomarlos y renaturalizarlo. Volvieron a aparecer especies como la nutria, que había desaparecido hace 100 años de esa zona. Entonces ese es un muy buen ejemplo que nosotros hemos estudiado bastante, al que nos gustaría apuntar, sobre todo para el tramo que está más afectado que es el canalizado».

Cuidar el río es cuidar a las personas

La conservación del Mapocho —como un esfuerzo en conjunto de la Región Metropolitana— no solo sería en beneficios de la flora y fauna de la ciudad, sino que también de los habitantes de Santiago. Según relata el fundador de Mapocho Vivo, tener un río sano aporta oxígeno a la ciudad, regula las temperaturas, aporta humedad en tiempos de sequía e incluso promueve el desarrollo de lluvias.

En esa línea, Moure asegura que hay estudios que comprueban que solo mirar la naturaleza y los espacios verdes liberan hormona y dan inicio a procesos que hacen que el cuerpo se sienta mejor. «Con tener el río verde, también vamos a estar aportando a la salud mental de los ciudadanos que estén cruzando por un puente mirándolo». 

Para finalizar, Joaquín entrega un dato. Chile es uno de los países con mayor cantidad de especies endémicas, que solo existen acá, y varias de ellas también habitan el río Mapocho. Una de ellas es el Bagrecito

«Al conservarlo de manera natural, vamos a estar aportando con un refugio donde estas especies, que son únicas, van a poder resguardarse, reproducirse y trasladarse», un sueño que el agrónomo sigue intentando cumplir.

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